Descansar
la cabeza sobre un respaldar, aunque el descansar sea una forma de decir y del
respaldo me reserve la opinión hasta nuevo aviso. Los círculos se estrechan
tanto que dejan chica la ciudad, le parezca trágico a quien le parezca. Tampoco
es que vaya a andar como una Edipa por el mundo, reconociendo el absurdo desde
el vacío de los ojos.
lunes, 29 de octubre de 2012
miércoles, 24 de octubre de 2012
Hoy llegué a pensar que era por la luna,
por esa lucha de luz/oscuridad en las energías
que crecen y decrecen, que se espían y asechan
como gato colibrí en los límites de un jardín.
Otra vez los signos.
El colibrí ya no volvió, aunque lo espere el néctar que prefería sobre todos las demás del barrio (quizás exagere; de la cuadra, mejor). Se fueron los colibríes y quizás regresen, como siempre regresa la luna llena. Es época de ratitas, del pájaro digo (para seguir fiel a la dicotomía felino/alado, aunque no creo que le haga frente como aquel otro).
Y, de paso, una última mención, que también pensé que prefiero no extrañarte sino verte cada día... aunque no me acostumbre a que me estén leyendo con los ojos.
jueves, 18 de octubre de 2012
(...)
Al principio estuvo el vacío en el fondo del estómago, ahí donde era en soledad. Ni ojos ni oídos, como si no pudiera estarse sin su sombra. La cara oculta, elíptica.
sin sin y un paso tras otro.
Después fue la llama libertadora, el humo blanco, los perros aullando a la nada... a lo todo. El primer signo de aletear ansioso: pequeño guerrero atraído por el néctar, inmutable. Un libro floreciendo.
Y por último lo primero, dar un paso seguido de otro. Sin vacilar, sin preguntarse por el futuro, por la suerte...
sin sin y un paso tras otro.
sin sin
sin sin
o mejor
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