jueves, 19 de diciembre de 2013

Nostalgias festivas

Últimamente, el signo de estas fechas es la soledad.
Tampoco que se extrañe la ausencia de compañías aparentes,
ese sentirse solo en medio de una concurrencia familiarmente extraña.
Mucho brindis con la nada, con sonrisa mascarada.
Un aprendizaje debe haber detrás de todo esto.
Preferible la sola soledad que la compañía falsa.

domingo, 15 de diciembre de 2013

Depuraciones

Y aquí estamos,
aprendiendo que la armonía en las relaciones
no debiera estar sujeta al puro consentimiento.
Esa tendencia humanamente imposible
de complacer a todo el mundo.
Si a veces lo más difícil es plantarse
en aquello que es apenas derecho natural
de permanecer en nuestro sitio
sin molestar ni ser invadido.
Aquí estamos, digo,
acallando el sentimiento de culpa
que pretende aplacar mi rebeldía.

Ya no quiero leer entre líneas.
Que me hables hipotéticamente
abre un margen de error
que ya no estoy dispuesta a aceptar.
"Ya", aunque el "ya" elidido
 no te corresponda y estés
irracionalmente unido al otro.
La duda tiene eso de imperecedero.
Una vez sembrada, renace como yuyo.
Nunca más seré en la sombra.
Es prácticamente una decepción,
si no fuera por la lectura entre líneas
y el maldito margen de error.
Los límites no se ajustan al ocultamiento.
Nadie tiene poder sobre mi vida
conociendo o no sus pormenores.
No hay que ser una eminencia
para vislumbrar lo que beneficiaría
ese ser en la sombra.
La intriga hecha raíces con una rapidez
alarmante y se extiende gramínea.
Imposible construir sobre la desconfianza.
Entonces el margen de error
el leer entre líneas
interpretar sobre un esquema erróneo
o al menos confuso.
Ninguna certeza de que exista nada
de lo que creo leer entre líneas.
Ni siquiera tu interés en mí.

sábado, 14 de diciembre de 2013

Límites

Este diciembre contagia lo que trae de rotundo.
La reflexión trepa las escamas del ciclo que muerde su cola
y susurra transformaciones esenciales para el nuevo ser.
No sólo reconocer los propios límites, sino
correrlos más allá de donde la tolerancia duele.

viernes, 8 de noviembre de 2013

Porque necesitaba volver a creer,
¿pero en qué?
En el increíble balance entre la vida y el destino.

lunes, 28 de octubre de 2013

Sueño. Brujas y todos los santos.

Digno de mí en mis mejores momentos. Avanzo por un pasillo para enfrentar un espejo, "la imagen en el espejo": demasiado arquetípica e importada (zapatos en punta, escoba, sombrero con hebilla... vestido negro). Me miro, pero mi rostro transmite más tristeza que horror y entonces me digo que no es cierto que sangre ácido como todos piensan... Más bien, podredumbre. Carne podrida, eso es.
Y entonces el mundo onírico convulsiona en otra imagen, ahora más santa o fantasmal o vampírica... Vestido blanco y cabellos ondeados, etéricos, sigue el avance por el pasillo en un sentimiento contradictorio porque volar no puede ser solamente esa carencia de peso que tiene al techo como límite y el móvil de una brisa casual.

sábado, 19 de octubre de 2013

Penumbralgia

No me importa qué diga la luna.
Desde el avistaje que está indescifrable, irónica...
                                                                             penúmbrica.
Ya elegí la negativa y la ausencia y el nunca más.
La paz es un bien demasiado difícil de conseguir
como para sacrificarla al mejor postor.

No, no creo que existas (era lo que ayer pensaba, al menos).
Apenas esa sombra de la Tierra que eclipsa la luna.
Y entonces hoy, ninguna disculpa, ningún encuentro inesperado
(las dos caras de una moneda: Eros y Tánatos).

No me importa qué diga,
                                        construyo mi propio destino.

martes, 8 de octubre de 2013

Futuro apicultor

Pasan los años y siguen los rasgos, la picardía y hasta la risa de bebé. Tres años. En esos tres años, aprendió a hablar sólo por el hastío de tener que comunicarse con adultos... pero adora que le llamen por teléfono y la comunicación se entrecorta porque tiene hormigas en el traste. Hormigas. Los insectos no lo acobardan. En realidad, es difícil inferir si algo le provoca ese efecto. La última hazaña lo llevó a darle un palazo a una colmena. Según los dichos, "venía corriendo a los gritos y las abejas lo seguían... tenía una calentura de novela".  Lo mordieron varias, decía que él las quería matar y las hijas de puta lo mordían.
-No, Fer... Pero no tenés que hacer eso, no tenés que pegarle a las colmenas. -dice la tía, compungida, a través del teléfono.
-Sí.
-No, Fer...
-Pero si es fácil... agarrá' un palo y le pegá.

martes, 1 de octubre de 2013

Al final, esto desencadenó una especie de sincericidio crónico, de hemorragia de franqueza que es necesario contener en alguna forma ordenada antes de que decante, antes de que derrape, antes de que se pierda en la nada.

lunes, 19 de agosto de 2013

Un fitito amarillo

     Fin de semana largo, tardecita y zona del Paseo de las Artes. Estacionamos en el lugar de siempre, ahora que "siempre" es "hace un par de meses" desde que estamos motorizadas ("estamos", dijo el mosquito). En fin, hace un par de meses que ser copilota es parte de mi cotideanidad y a veces me agota tanto como si fuera yo misma la que manejo. 
     Esta vez estaba cansada de antemano, por eso el "siempre" fue difuso y pensé que quizás la seguridad del fitito metiéndose de trompa en ese espacio en el que de ningún modo podría entrar... No, no es estacionamiento del edificio. Lo observo desde la vereda, como si me hubiera ganado el cansancio de la semana. No, no es un estacionamiento y el conductor del fitito se baja con el mismo énfasis. Mira en todas direcciones porque maldice la presencia de testigos y metió su bodoque de trompa al cordón (y abajo de un tacho de basura comunitario; parece dato menor, pero no lo es)... Si leyera mentes, el relato sería que después de todo un fitito entra en cualquier lado y que apenas asoma el paragolpe trasero: "¿Lo dejo así o no lo dejo? Me vieron, lpm... Ahora me hago el boludo." Y por detrás mío, mi hermana: 
-¿Qué le pasó, lo chocaron? No, algo le tiene que haber pasado. 
-Estacionó, Belén. 

(y después de dos, tres horas... risas; acordarse y risas)

jueves, 4 de julio de 2013

Como pétalos al viento

Tenía esa maldita costumbre de ahogar luciérnagas... Un desprecio inadmisible hacia aquellos insectos que pasaran por símbolos remotos de hermosura y deseos dulces, con excepción quizás de las abejas a quienes rescataba por su actitud guerrera. La miel era una feliz casualidad, solo eso.
A las mariposas, pensaba, les arrancaría las alas de a una hasta que dejaran de revolotear en el estómago.

domingo, 9 de junio de 2013

Karuna

Primero fue una energía aplastante
del anestesiar y aplicar a fondo
la cirujía etérica de la transmutación.
El aire consumido por el fuego.
Y después esa otra sensación de empuje
(¿arrasadora?).
El dedo medio asumiendo la unidad
en mudra receptivo,
hasta anular la percepción de los demás.
Allí descansaban, sin embargo, entrelazados.
En aparente ausencia.

El domingo transcurriría inusual,
atravesando los diversos estadíos
del ánimo en vías de purificación.
Eso de limpiar
hasta los cuartos ocultos del templo.
Ocultos y olvidados.
Entonces la segunda sintonización
tuvo algo de lluvia suave en la cara
frescura de primeros retoños.
La sonrisa me hubiera seguido,
las mariposas...

Bifurcación decisiva,
elegí continuar el sendero del sistema avanzado
y asimilar a su tiempo y estirar los límites...
Veintitantos símbolos se transmitieron
en un fluir inteligente que trazaba pequeños círculos
viendo dónde se instalarían.
Lo infinito presionaba a lo finito,
las manos buscando su mantra tres veces.

Recibí y dediqué una bendición.
Sabrá el universo por qué fue tu nombre
el que acudió en ese momento.

miércoles, 22 de mayo de 2013

Un nuevo viaje

       Es extraño cómo se encastran en un sueño los cuadros de una llamada telefónica. Mamá estaba preocupada porque sus chicos de nuevo querían agarrar la mochila, patear mundo. Los perdía de nuevo y le habían prometido que no volvería a suceder. Entonces recurría a ellas, a los dos pilares de los otros dos. Se suponía que tenían la capacidad de retenerlos, aunque no alcanzaba a sospechar que uno estaba perdido para siempre y era el que urdía toda esa trama donde no eran cuatro (apenas tres + uno). De no ser por el nombre que lo identificaba en su calidad fantasmagórica, el sueño hubiera seguido la dirección concebida por M. Sin embargo, alguien lo nombró y no importaba que se hiciera el desentendido. Ella (el elemento "uno" que se reconocía fuera de la tríada) se repetía: "Pero si vos estás muerto, vos estás muerto". Y no solo eso, sino que se negaba a seguir soñando el sueño de otro:
       -A mí él ya no me importa, M. 


lunes, 13 de mayo de 2013

Empecinarte en las señales, puede traer a riesgo descifrar el mensaje.
Siempre la primera luz es como un latigazo, el exceso también ciega.
El vacío abierto de un zarpazo en pleno vientre.

A veces la timidez se traduce en un desinterés que ni pretende ser ofensivo.
Y lo doloroso es eso: no pretender ser nada.
                       

sábado, 11 de mayo de 2013

Lobo solitario

     Y después de cuánto tiempo venía a descubrirlo, que ya se habían visto en un pasado lejano, cuando lo áspero de la personalidad y un algo lobuno apenas le dejara la promesa de unos ojos grabados en la memoria. A menudo le sucedía, eso de percibir a primera vista aquellas casualidades que mutarían en afinidad indiscutible.
     Aquel caso había sido la materia pendiente, el aparente nunca más, el preguntarse qué habría pasado si le hubiera dicho alguna palabra cálida o el lobo se hubiera atrevido a decir aquella verdad que le saltaba en la mirada cuando pareció volverse desde la puerta del local. Ni una cosa ni la otra. Se había detenido dos segundos con toda su rusticidad a tocar la caja peruana como al pasar, mientras ella buscaba con manos temblorosas las llaves que una amiga les había dejado en la tienda. 
     El que hablaba era el otro, el que sonreía y parecía exigir algún signo de domesticación al lobo, que seguía haciendo lo suyo como si no pasara de ser una sombra. Después fue el leve movimiento de mentón, como si le dijera que levantara campamento y ya volvieran a su casa (ahora que podían entrar). Fue cuando se volvió desde la puerta, con toda la intensidad de lo no dicho y la mordaza que no podría quitarse. 
     Lo mismo que el abrazo de final de segunda temporada, el dejar la cosa al azar de un próximo encuentro que no vendría y confesarse a sí misma que lo había reconocido por la franqueza de la mirada, aunque ya no acostumbrara aullarle a la oscuridad. 
    
     

viernes, 3 de mayo de 2013

Ahora lo recuerdo perfectamente... La noche en que el meteorito me encandiló desde la piel vibrante de una serpiente.

jueves, 2 de mayo de 2013

Tsunami


Aquella vez porque te agarró desprevenida, desdoblada, abstraída en la huella donde estarías buscando qué: ¿el origen y destino zigzagueando en la arena? Tus huellas y la noche, no sé si porque a veces te pesan demasiado los pensamientos que te cuesta más mirar hacia las estrellas… Una visión fugaz de los farolitos de la ciudad que lamía sus márgenes en el mar. Volteaste, ¿por qué volteaste? Cualquiera hubiera dicho que sería el rugir a tus espaldas o ese qué sé yo que a veces te crispa los nervios o enciende el instinto de tu lado izquierdo, pero no. Volteaste por la necesidad de contemplar ese mar sereno que imaginabas azul o negro, pero nunca distante, nunca retirado, nunca regresando en una ola gigantesca. Si no estuvieras desdoblada, ¿cuál habría sido el fatal desenlace? Pero en algún momento de tus sueños generaste esa facultad extraña de estar en dos lugares a la vez, en varios lugares a la vez, aunque esa noche del primer tsunami fueras dos y estuvieras en la orilla y en la cresta de la ola y pudieras interrogarte a vos misma y decidir dónde querías estar. ¿De verdad te pareció menos peligroso eso de nadar el mar encrespado?  No me vengas con esas teorías ridículas de peliculita de serf, que de lograr internarte lo suficiente en el mar pasás el punto fatal de rompimiento de la ola… ¿O acaso no te devoró igual, hallándote a mitad de camino y rompiendo como siempre lo hace? Supiste o creíste saber lo que era ahogarse, sin miedo, con esa resignación no sé si dulce de lo inevitable… rodeada de azul y burbujitas, confundida en el arriba-abajo. Sin miedo. Flotando en esa inmensidad que era dueña, de ella dependía ahora si te sacaba a la superficie cuando todavía quedara algo de aire en tus pulmones.      Despertarte en ese momento fue no saber si habías sobrevivido. Los sueños tienen eso de espectacular, de incertidumbre clavada en pleno pecho. Si no fuera por el segundo tsunami, nunca lo habrías sabido.

miércoles, 2 de enero de 2013

2013

No quisiera estar en tus zapatos,
con tanta belleza que te queda por superar.
Se fue el año místico y nos dejó su toque...
su claridad, la vocación, la fuerza y el faro.

Una enseñanza: no siempre podemos estar
en el lugar anhelado o, al menos, no siempre
es cuando nosotros lo creemos oportuno.

El paraíso postergado... respiro en el pulmón sureño
respiro y espero, aguardando la lluvia
y, al final de la travesía, encontrarte.