martes, 8 de octubre de 2013

Futuro apicultor

Pasan los años y siguen los rasgos, la picardía y hasta la risa de bebé. Tres años. En esos tres años, aprendió a hablar sólo por el hastío de tener que comunicarse con adultos... pero adora que le llamen por teléfono y la comunicación se entrecorta porque tiene hormigas en el traste. Hormigas. Los insectos no lo acobardan. En realidad, es difícil inferir si algo le provoca ese efecto. La última hazaña lo llevó a darle un palazo a una colmena. Según los dichos, "venía corriendo a los gritos y las abejas lo seguían... tenía una calentura de novela".  Lo mordieron varias, decía que él las quería matar y las hijas de puta lo mordían.
-No, Fer... Pero no tenés que hacer eso, no tenés que pegarle a las colmenas. -dice la tía, compungida, a través del teléfono.
-Sí.
-No, Fer...
-Pero si es fácil... agarrá' un palo y le pegá.

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