miércoles, 22 de mayo de 2013

Un nuevo viaje

       Es extraño cómo se encastran en un sueño los cuadros de una llamada telefónica. Mamá estaba preocupada porque sus chicos de nuevo querían agarrar la mochila, patear mundo. Los perdía de nuevo y le habían prometido que no volvería a suceder. Entonces recurría a ellas, a los dos pilares de los otros dos. Se suponía que tenían la capacidad de retenerlos, aunque no alcanzaba a sospechar que uno estaba perdido para siempre y era el que urdía toda esa trama donde no eran cuatro (apenas tres + uno). De no ser por el nombre que lo identificaba en su calidad fantasmagórica, el sueño hubiera seguido la dirección concebida por M. Sin embargo, alguien lo nombró y no importaba que se hiciera el desentendido. Ella (el elemento "uno" que se reconocía fuera de la tríada) se repetía: "Pero si vos estás muerto, vos estás muerto". Y no solo eso, sino que se negaba a seguir soñando el sueño de otro:
       -A mí él ya no me importa, M. 


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